La verdadera forma de ayunar según las escrituras es sin comida y sin agua, lo cual es llamado un “ayuno absoluto” o un “ayuno seco”. No existe el “ayuno de Daniel”. Comer verduras y beber agua era lo que el profeta Daniel ya comía y bebía. No fue un ayuno. Cuando Daniel ayunó y dijo que “no bebió vino” y “no comió carne”, nos estaba dando ejemplos de lo que no comió ni bebió en el contexto de un ayuno seco absoluto, no es que estas fueran las únicas cosas que evitó, porque el verdadero ayuno de los hombres de Dios y los profetas de la antigüedad era no comida y no agua. Y si solo se menciona “sin comida” en cualquier ayuno en las escrituras, entonces también implica “sin agua”, porque eso es lo que es un verdadero “ayuno”. Un verdadero ayuno no es solo abstenerse de ciertos alimentos, ni beber solo jugos de frutas, ni siquiera solo beber agua. Un verdadero ayuno es absolutamente sin comida y absolutamente sin agua. Absolutamente nada puede entrar en tu boca, nada sólido y nada líquido. Un ayuno “seco” y “absoluto”. ¿Porque es esto importante? Porque sin un verdadero ayuno no puedes lograr el real propósito de un ayuno, y es acercarte a Dios. En el mejor de los casos, solo estás haciendo una dieta si sigues “ayunos de solo vegetales” o incluso “ayunos solo de agua”, que no son ayunos verdaderos. Ciertamente estos si son buenos para el cuerpo, pero no logran la meta de un verdadero ayuno, para que Dios finalmente escuche tu oración cuando si ayunas. El ayuno absoluto seco es la verdadera manera de que Dios escuche tu oración, porque este tipo de ayuno mueve a Dios, porque no solo estás quitando algo que le da placer al cuerpo, que es la comida, sino que también estás quitando las dos cosas que tu cuerpo necesita para vivir, comida y agua. Ahora no solo estas dependiendo de la comida y el agua para vivir, sino también en la obediencia de la palabra de Dios. Y es por eso que el cuerpo se vuelve flaco y débil con el ayuno, según un Salmo, porque estás eliminando comida y también agua.
Y Moisés estuvo allí con el Amo cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan ni bebió agua. Y escribió en las tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
Éxodo 34:28
Yeshua, lleno del airesoplo puesto-aparte, volvió del Jordán y fue llevado por el airesoplo en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo. Y no comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
Lucas 4:1-2
Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de el Amo.
Deuteronomio 8:3
Pero él respondiendo, dijo: Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
Mateo 4:4
Después se levantó Esdras de delante de la casa de Dios y entró a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib. Aunque entró allí, no comió pan ni bebió agua, porque hacía duelo a causa de la infidelidad de los desterrados.
Esdras 10:6
Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí; no comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco.
Ester 4:16
Se propuso Daniel en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía, y pidió al jefe de los oficiales que le permitiera no contaminarse. Dios concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales, y el jefe de los oficiales dijo a Daniel: Temo a mi amo el rey, porque él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida; ¿por qué ha de ver vuestros rostros más macilentos que los de los demás jóvenes de vuestra edad? Así pondríais en peligro mi cabeza ante el rey. Pero Daniel dijo al mayordomo a quien el jefe de los oficiales había nombrado sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que pongas a prueba a tus siervos por diez días, y que nos den legumbres para comer y agua para beber. Que se compare después nuestra apariencia en tu presencia con la apariencia de los jóvenes que comen los manjares del rey, y haz con tus siervos según lo que veas. Los escuchó, pues, en esto y los puso a prueba por diez días. Al cabo de los diez días su aspecto parecía mejor y estaban más rollizos que todos los jóvenes que habían estado comiendo los manjares del rey. Así que el mayordomo siguió suprimiendo los manjares y el vino que debían beber, y les daba legumbres.
Daniel 1:8-16
En el año tercero de Ciro, rey de Persia, un mensaje fue revelado a Daniel, a quien llamaban Beltsasar. El mensaje era verdadero y acerca de un gran conflicto; él comprendió el mensaje y tuvo entendimiento de la visión. En aquellos días, yo, Daniel, había estado en duelo durante tres semanas completas. No comí manjar delicado ni entró en mi boca carne ni vino, ni usé ungüento alguno, hasta que se cumplieron las tres semanas. Y el día veinticuatro del primer mes, estando yo junto a la orilla del gran río, es decir, el Tigris, alcé los ojos y miré, y he aquí, había un hombre vestido de lino, cuya cintura estaba ceñida con un cinturón de oro puro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, su rostro tenía la apariencia de un relámpago, sus ojos eran como antorchas de fuego, sus brazos y pies como el brillo del bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y solo yo, Daniel, vi la visión; los hombres que estaban conmigo no vieron la visión, pero un gran terror cayó sobre ellos y huyeron a esconderse. Me quedé solo viendo esta gran visión; no me quedaron fuerzas, y mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna. Pero oí el sonido de sus palabras, y al oír el sonido de sus palabras, caí en un sueño profundo sobre mi rostro, con mi rostro en tierra. Entonces, he aquí, una mano me tocó, y me hizo temblar sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, hombre muy estimado, entiende las palabras que te voy a decir y ponte en pie, porque ahora he sido enviado a ti. Cuando él me dijo estas palabras, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días, pero he aquí, Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia. Y he venido para darte a conocer lo que sucederá a tu pueblo al final de los días, porque la visión es para días aún lejanos. Cuando habló conmigo estas palabras, volví mi rostro a tierra y enmudecí. Y he aquí, uno semejante a un hombre tocó mis labios; entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Amo mío, a causa de la visión me ha invadido la angustia y me he quedado sin fuerzas. ¿Cómo podrá, pues, este siervo de mi amo hablar con uno como mi amo? Porque a mí en este momento no me queda fuerza alguna, ni tampoco me queda aliento. Entonces el que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez y me fortaleció, y me dijo: No temas, hombre muy estimado. La paz sea contigo; sé fuerte y esfuérzate. Cuando habló conmigo, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi amo, porque me has fortalecido. Entonces él dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora vuelvo para luchar contra el príncipe de Persia, y cuando yo termine, he aquí, el príncipe de Grecia vendrá. Sin embargo, te declararé lo que está inscrito en el libro de la verdad, pero no hay nadie que se mantenga firme a mi lado contra estas fuerzas, sino Miguel, vuestro príncipe.
Daniel 10:1-21
En el año primero de Darío, hijo de Asuero, descendiente de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra de el Amo que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. Volví mi rostro al Amo Dios para buscarle en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré al Señor mi Dios e hice confesión y dije: Ay, Amo, el Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para los que le aman y guardan sus mandamientos, hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos escuchado a tus siervos los profetas que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra. Tuya es la justicia, oh Amo, y nuestra la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los que están cerca y a los que están lejos en todos los países adonde los has echado, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti. Oh el Amo, nuestra es la vergüenza del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. Al Amo nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él, y no hemos obedecido la voz de el Amo nuestro Dios para andar en sus Torot, que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. Ciertamente todo Israel ha transgredido tu Toráh y se ha apartado, sin querer obedecer tu voz; por eso ha sido derramada sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la Toráh de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra Él. Y Él ha confirmado las palabras que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros gran calamidad, pues nunca se ha hecho debajo del cielo nada como lo que se ha hecho contra Jerusalén. Como está escrito en la Toráh de Moisés, toda esta calamidad ha venido sobre nosotros, pero no hemos buscado el favor de el Amo nuestro Dios, apartándonos de nuestra iniquidad y prestando atención a tu verdad. Por tanto, el Amo ha estado guardando esta calamidad y la ha traído sobre nosotros; porque el Amo nuestro Dios es justo en todas las obras que ha hecho, pero nosotros no hemos obedecido su voz. Y ahora, Amo Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te has hecho un nombre, como hoy se ve, hemos pecado, hemos sido malos. Oh Amo, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de tu ciudad, Jerusalén, tu puesta-aparte montaña; porque a causa de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean. Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración de tu siervo y sus súplicas, y haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario desolado, por amor de ti mismo, oh Amo. Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no es por nuestros propios méritos que presentamos nuestras súplicas delante de ti, sino por tu gran compasión. ¡Oh Amo, escucha! ¡Amo, perdona! ¡Amo, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Porque tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
Daniel 9:1-19
Entonces los discípulos, llegándose a Yeshua en privado, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Y Él les dijo: Por vuestra poca creencia; porque en verdad os digo que si tenéis creencia como un grano de mostaza, diréis a este monte: «Pásate de aquí allá», y se pasará; y nada os será imposible. Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno.
Mateo 17:19-21
Mis rodillas están débiles por el ayuno, y mi carne sin gordura ha enflaquecido. Me he convertido también en objeto de oprobio para ellos; cuando me ven, menean la cabeza.
Salmos 109:24-25
Y el ayuno no es opcional, es requerido, porque el ayuno es cómo nos “bajamos” y “humillamos” y “afligimos” a nosotros mismos ante Dios, para luego recibir misericordia y perdón de Dios, o cualquier otra cosa que estemos buscando recibir de Dios, y finalmente recibir la unción de Dios, que es el airesoplo puesto-aparte. Todos hemos pecado, por eso debemos bajarnos de esta manera, y Yeshua, nuestro Amo, a quien debemos imitar, ayunó para darnos un ejemplo, entonces ciertamente también tenemos que ayunar. Y el ayuno debe ir acompañado con la obediencia a los mandamientos de la Toráh, que incluye hacer buenas obras. Sin obediencia y buenas obras, un ayuno es inútil, por eso Isaías explica por qué Dios ignoraba el ayuno de algunos, porque carecían de buenos frutos y continuaban haciendo el mal. La buena obra que Dios quiere de nosotros es dar comida a los indigentes. Y es por eso que cuando los hombres de la antigüedad ayunaron, también dejaron de pecar, lloraron, hicieron buenas obras y oraron, y luego Dios fue conmovido por lo que hicieron y escuchó sus oraciones. Estas son las cosas más esenciales en un verdadero ayuno, que son obediencia, buenas obras, llanto, oración, no comida y no agua. Y además de estas cosas esenciales que los hombres de Dios hicieron en sus ayunos, también rasgaron su ropa, usaron cilicio, se sentaron sobre cenizas, no se ungieron con aceite, no se cambiaron de ropa y no se lavaron durante sus ayunos. Estas son buenas maneras de ciertamente hacer que un ayuno sea más notable para Dios afligiéndose más, pero no son necesarias, por eso Dios dijo, “Regresa a mí con todo tu corazón, con ayuno, con llanto, y con lágrimas, rasga tus corazones y no tu ropa”. Y esa es también la razón porque Yeshua dijo, “unge tu cabeza y lávate la cara, para que otros no puedan ver tu ayuno sino tu Padre que está en secreto”. La mera privación de comida y agua, que es lo que necesitas para vivir, es suficiente para mover a Dios. Y cuando los ninivitas ayunaron, también quitaron todo mal para buscar la misericordia de Dios para no destruir a Nínive como él había decretado que haría, y por lo que hicieron, Dios cedió y no destruyó la ciudad. Es uno de los mayores ejemplos en las escrituras de la efectividad del ayuno, en combinación con la obediencia. Y Acab, quien era increíblemente malvado y también fue decretado para ser destruido por Dios, cuando ayunó, Dios cedió para no traer destrucción a su casa durante sus años, lo cual es otro ejemplo de la efectividad del ayuno en la búsqueda de la misericordia de Dios. E incluso Daniel, después de su largo ayuno de 3 semanas, se le apareció un ángel para darle una revelación especial de profecía. Y cuando los hombres de la antigüedad querían que Dios los protegiera, o respondiera una pregunta para ellos, o les diera algo que querian recibir de Dios, ayunaron, porque sabían que el ayuno era efectivo para mover a Dios a responder sus oraciones y darle a ellos lo que estaban buscando.
Y los habitantes de Nínive creyeron en Dios, y proclamaron ayuno y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua, sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de su ira, y no perezcamos. Y vio Dios sus acciones, que se habían apartado de su mal camino; entonces se arrepintió Dios del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Jonás 3:5-10
Y Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer el mal ante los ojos de el Amo. He aquí, traeré mal sobre ti, te barreré completamente y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel; haré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasa, hijo de Ahías, por la provocación con la que me has provocado a ira y porque has hecho pecar a Israel. También de Jezabel ha hablado el Amo, diciendo: «Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Jezreel». Cualquiera de Acab que muera en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo. Ciertamente no hubo ninguno como Acab que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos de el Amo, porque Jezabel su mujer lo había incitado. Su conducta fue muy abominable, pues fue tras los ídolos conforme a todo lo que habían hecho los amorreos, a los que el Amo había echado de delante de los hijos de Israel. Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sus carnes y ayunó, se acostó con el cilicio y andaba abatido. Entonces la palabra de el Amo vino a Elías tisbita, diciendo: ¿Ves como Acab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; pero en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.
1 Reyes 21:20-29
Entonces proclamé allí, junto al río Ahava, un ayuno para que nos humilláramos delante de nuestro Dios a fin de implorar de Él un viaje feliz para nosotros, para nuestros pequeños y para todas nuestras posesiones. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropas y hombres de a caballo para protegernos del enemigo en el camino, pues habíamos dicho al rey: La mano de nuestro Dios es propicia para con todos los que le buscan, mas su poder y su ira contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y Él escuchó nuestra súplica.
Esdras 8:21-23
Dicen: «¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso?». He aquí, en el día de vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz. ¿Es ese el ayuno que yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su cabeza como un junco, y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día acepto a el Amo? ¿No es este el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del yugo, dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo? ¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu carne? Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria de el Amo será tu retaguardia. Entonces invocarás, y el Amo responderá; clamarás, y Él dirá: «Heme aquí». Si quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad, y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. Y el Amo te guiará continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, y te llamarán reparador de brechas, restaurador de calles donde habitar. Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día puesto-aparte de el Amo, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en el Amo, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca de el Amo ha hablado.
Isaías 58:3-14
Entonces vino a mí la palabra de el Amo de los ejércitos, diciendo: Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, y di: «Cuando ayunabais y os lamentabais en el quinto y el séptimo mes durante estos setenta años, ¿ayunabais en verdad por mí? Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos? ¿No son estas las palabras que el Amo proclamó por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y próspera con sus ciudades a su alrededor, y el Neguev y la tierra baja estaban habitados?». Entonces vino la palabra de el Amo a Zacarías, diciendo: Así ha dicho el Amo de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión practicad cada uno con su hermano. «No oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni traméis el mal en vuestros corazones unos contra otros». Pero ellos rehusaron escuchar y volvieron la espalda rebelde y se taparon los oídos para no oír. Y endurecieron sus corazones como el diamante para no oír la Toráh ni las palabras que el Amo de los ejércitos había enviado por su airesoplo, por medio de los antiguos profetas; vino, pues, gran enojo de parte de el Amo de los ejércitos.
Zacarías 7:4-12
…vestía de cilicio; afligí mi alma con ayuno…
Salmos 35:13
Cuando lloraba afligiendo con ayuno mi alma, eso se convirtió en reproche para mí. Cuando hice de cilicio mi vestido, me convertí en proverbio para ellos.
Salmos 69:10-11
Y Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar a el Amo, y proclamó ayuno en todo Judá. Y se reunió Judá para buscar ayuda de el Amo; aun de todas las ciudades de Judá vinieron para buscar a el Amo. Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de el Amo, delante del atrio nuevo, y dijo: Oh el Amo, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte. ¿No fuiste tú, oh Dios nuestro, el que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste para siempre a la descendencia de tu amigo Abraham? Y han habitado en ella, y allí te han edificado un santuario a tu nombre, diciendo: «Si viene mal sobre nosotros, espada, juicio, pestilencia o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti, porque tu nombre está en esta casa, y clamaremos a ti en nuestra angustia, y tú oirás y nos salvarás». Y ahora, he aquí, los hijos de Amón y de Moab y del monte Seir, a quienes no permitiste que Israel invadiera cuando salió de la tierra de Egipto, por lo cual se apartaron de ellos y no los destruyeron, mira cómo nos pagan, viniendo a echarnos de tu posesión, la que nos diste en heredad. Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti. Y todo Judá estaba de pie delante de el Amo, con sus niños, sus mujeres y sus hijos. Entonces el airesoplo de el Amo vino en medio de la asamblea sobre Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, y dijo: Prestad atención, todo Judá, habitantes de Jerusalén y tú, rey Josafat: así os dice el Amo: «No temáis, ni os acobardéis delante de esta gran multitud, porque la batalla no es vuestra, sino de Dios. Descended mañana contra ellos. He aquí ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis en el extremo del valle, frente al desierto de Jeruel. No necesitáis pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación de el Amo con vosotros, oh Judá y Jerusalén». No temáis ni os acobardéis; salid mañana al encuentro de ellos porque el Amo está con vosotros. Y Josafat se inclinó rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron delante de el Amo, adorando a el Amo. Y se levantaron los levitas, de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a el Amo, Dios de Israel, en voz muy alta.
2 Crónicas 20:3-19
Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el Amo. Y Natán dijo a David: el Amo ha quitado tu pecado; no morirás. Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos de el Amo, ciertamente morirá el niño que te ha nacido. Y Natán regresó a su casa. Y el Amo hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo. David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo. Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos. Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba todavía vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño. Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa de el Amo y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. Y sus siervos le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan. Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: «¿Quién sabe si el Amo tendrá compasión de mí y el niño viva?». Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí.
2 Samuel 12:13-23
Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor. Y llegó hasta la puerta del rey, porque nadie podía entrar por la puerta del rey vestido de cilicio. Y en cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento; y muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza.
Ester 4:1-3
Y Samuel dijo: Reunid en Mizpa a todo Israel, y yo oraré a el Amo por vosotros. Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante de el Amo, ayunaron aquel día y dijeron allí: Hemos pecado contra el Amo. Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa.
1 Samuel 7:5-6
Entonces David agarró sus ropas y las rasgó, y así hicieron también todos los hombres que estaban con él. Y se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de el Amo y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.
2 Samuel 1:11-12
Aun ahora, declara el Amo, volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora a el Amo vuestro Dios, porque él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal.
Joel 2:12-13
Mientras ministraban al Amo y ayunaban, el airesoplo puesto-aparte dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado. Entonces, después de ayunar, orar y haber impuesto las manos sobre ellos, los enviaron.
Hechos 13:2-3
Después que les designaron ancianos en cada iglesia, habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Amo en quien habían creído.
Hechos 14:23
Y cuando oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo algunos días, y estuve ayunando y orando delante del Dios del cielo.
Nehemías 1:4
y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones.
Lucas 2:37
Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Mateo 6:16-18
Y finalmente Pablo recibió la unción, que es el airesoplo puesto-aparte, después de su ayuno de 3 días. Entonces, después de creer en Yeshua y empezar a obedecer la Toráh de Moisés y empezar a hacer buenas obras, luego tenemos que ayunar, y allí es cuando se nos dará la unción, que siempre viene con una manifestación de poder.
Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco. Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Amo le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Amo. Y el Amo le dijo: Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando, y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. Pero Ananías respondió: Amo, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus puestos-apartes en Jerusalén, y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. Pero el Amo le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre. Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Amo Yeshua, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del airesoplo puesto-aparte. Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado. Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. Y enseguida se puso a predicar a Yeshua en las sinagogas, diciendo: Él es el Hijo de Dios.
Hechos 9:8-20
Como tal, un ayuno puede ser tan poco como un día completo, o como máximo 40 días completos. Un día “completo” es una noche y una mañana, que es un día judío, entonces es mejor cronometrar tus ayunos según un día judío, para que puedas decir, “ayuné durante 3 días y 3 noches”, y así sucesivamente, pero ayuna según cualquier horario que Dios haya puesto en tu corazón para hacer. Si deseas comenzar a ayunar al mediodía, hasta el mediodía del día siguiente, hazlo. Y nunca ayune más allá de 40 días completos, de lo contrario, pones tu cuerpo en riesgo de muerte. Los ayunos secos absolutos son muy serios, así que asegúrate de estar en completa obediencia para que tu ayuno valga la pena y sea verdadero. Y no permita que la gente te asuste a que no hagas un ayuno absoluto en seco, hay muchas otras personas que lo han hecho de manera segura en nuestros tiempos actuales, y no por razones religiosas en lo absoluto. Generalmente recomiendo ayunos de 1 día para los creyentes que nunca han ayunado, que serían 24 horas. Estos ayunos ciertamente son efectivos. Y tal vez podrías hacer dos de estos en una semana si quisieras, como vemos mencionado en una escritura, “ayuno dos veces por semana”. Dos ayunos es mejor que uno, incluso si son pequeños. Y un ayuno de 2 días podría ser el siguiente paso después de completar con éxito tu primer ayuno de 1 día. Cualquier ayuno de más de 2 días debe ser hecho con precaución, aunque los ayunos de 3 días son muy efectivos según lo que vemos en las escrituras. Y, por supuesto, ayunos más largos, como los de 21 días y los de 40 días, son muy serios pero traen grandes recompensas, pero hazlos con mucha precaución si Dios ha puesto en tu corazón hacer uno de estos ayunos más largos. Y si Dios te ha ordenado a ayunar por cierto tiempo, entonces tienes que obedecer. Durante un ayuno también tienes que abstenerte de todo lo que le dé placer al cuerpo, porque ese es también el propósito de un ayuno, no solo abstenerse del placer de la comida, sino también abstenerse de todos los placeres del cuerpo. Entonces, si te encantan las duchas calientes, date una ducha fría o no te duches. Si amas la música, entonces no la escuches. Si te encanta poner aromas en tu casa, entonces no pongas aromas en tu casa. Si estás casado, evite tener relaciones sexuales. Y si está casado, todos tus ayunos también deberán ser con consentimiento mutuo, ya que también implica privarse mutuamente del sexo. Y típicamente tu oración será escuchada durante o al final de tu ayuno, pero si no, ayune nuevamente. Persiste en la oración y el ayuno hasta que Dios te conceda lo que quieres, que es la lección de la parábola de la viuda persistente que Yeshua nos dio.
Yo ayuno dos veces por semana…
Lucas 18:12
No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio.
1 Corintios 7:5
Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno; ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño. Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive eonicamente. Mi Dios envió su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante Él; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido crimen alguno.
Daniel 6:18-22
Y les refería Yeshua una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer, diciendo: Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: «Hazme justicia de mi adversario». Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: «Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia». Y el Amo dijo: Escuchad lo que dijo el juez injusto. ¿Y no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará creencia en la tierra?
Lucas 18:1-8
Él tuvo miedo, y se levantó y se fue para salvar su vida; y vino a Beerseba de Judá y dejó allí a su criado. Él anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, el Amo, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres. Y acostándose bajo el enebro, se durmió; y he aquí, un ángel lo tocó y le dijo: Levántate, come. Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse. Y el ángel el Amo volvió por segunda vez, lo tocó y le dijo: Levántate, come, porque es muy largo el camino para ti. Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
1 Reyes 19:3-8
Y finalmente, además de orar y hacer buenas obras durante un ayuno, también puedes dedicar tiempo a leer las escrituras y la Toráh, que es el verdadero alimento para el alma, la palabra de Dios.
El día veinticuatro de este mes se congregaron los hijos de Israel en ayuno, vestidos de cilicio y con polvo sobre sí. Y los descendientes de Israel se separaron de todos los extranjeros, y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres. Puestos de pie, cada uno en su lugar, leyeron en el libro de la Toráh de el Amo su Dios por una cuarta parte del día; y por otra cuarta parte confesaron y adoraron a el Amo su Dios. Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en alta voz a el Amo su Dios. Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: Levantaos, bendecid a el Amo vuestro Dios de eon a eon. Sea bendito tu glorioso nombre y exaltado sobre toda bendición y alabanza. Solo tú eres el Amo. Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todos ellos y el ejército de los cielos se postra ante ti. Tú eres el Amo Dios que escogiste a Abram, lo sacaste de Ur de los Caldeos y le diste por nombre Abraham. Hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste con él un pacto para darle la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia. Y has cumplido tu palabra, porque eres justo. Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y escuchaste su clamor junto al mar Rojo. Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra; pues supiste que ellos los trataban con soberbia, y te hiciste un nombre como el de hoy. Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio del mar sobre tierra firme; y echaste en los abismos a sus perseguidores, como a una piedra en aguas turbulentas. Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino en que debían andar. Luego bajaste sobre el monte Sinaí, y desde el cielo hablaste con ellos; les diste ordenanzas justas y Torot verdaderas, estatutos y mandamientos buenos. Les hiciste conocer tu puesto-aparte día de reposo, y les prescribiste mandamientos, estatutos y la Toráh por medio de tu siervo Moisés. Les proveíste pan del cielo para su hambre, les sacaste agua de la peña para su sed, y les dijiste que entraran a poseer la tierra que tú habías jurado darles. Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia, endurecieron su cerviz y no escucharon tus mandamientos. Rehusaron escuchar, y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos; endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto. Pero tú eres un Dios de perdón, clemente y compasivo, lento para la ira y abundante en misericordia, y no los abandonaste. Ni siquiera cuando se hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: «Este es tu Dios que te sacó de Egipto», y cometieron grandes blasfemias, tú, en tu gran compasión, no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no los dejó de día, para guiarlos en el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar. Y diste tu buen airesoplo para instruirles, no retiraste tu maná de su boca, y les diste agua para su sed. Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltó, sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies. También les diste reinos y pueblos, y se los repartiste con sus límites. Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey de Hesbón, y la tierra de Og, rey de Basán. Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra que habías dicho a sus padres que entraran a poseerla. Y entraron los hijos y poseyeron la tierra. Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos, y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra, para hacer con ellos como quisieran. Y capturaron ciudades fortificadas y una tierra fértil. Tomaron posesión de casas llenas de toda cosa buena, cisternas excavadas, viñas y olivares, y árboles frutales en abundancia. Y comieron, se saciaron, engordaron y se deleitaron en tu gran bondad. Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, echaron tu Toráh a sus espaldas, mataron a tus profetas que los amonestaban para que se volvieran a ti, y cometieron grandes blasfemias. Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron, pero en el tiempo de su angustia clamaron a ti, y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran compasión les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores. Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti; por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran; y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo y muchas veces los rescataste conforme a tu compasión. Los amonestaste para que volvieran a tu Toráh, pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus ordenanzas, las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá. Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon. Sin embargo, tú los soportaste por muchos años, y los amonestaste con tu airesoplo por medio de tus profetas, pero no prestaron oído. Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas tierras. Pero en tu gran compasión no los exterminaste ni los abandonaste, porque tú eres un Dios clemente y compasivo. Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordia, no parezca insignificante ante ti toda la aflicción que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy. Mas tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros, porque tú has obrado fielmente, pero nosotros perversamente. Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han observado tu Toráh ni han hecho caso a tus mandamientos ni a tus amonestaciones con que los amonestabas. Pero ellos en su propio reino, con los muchos bienes que tú les diste, con la espaciosa y rica tierra que pusiste delante de ellos, no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas obras. He aquí, hoy somos esclavos, y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para comer de sus frutos y de sus bienes, he aquí, somos esclavos en ella. Y su abundante fruto es para los reyes que tú pusiste sobre nosotros a causa de nuestros pecados, los cuales dominan nuestros cuerpos y nuestros ganados como les place, y en gran angustia estamos. A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por escrito; y en el documento sellado están los nombres de nuestros jefes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes.
Nehemías 9:1-38