Mis Mensajes al Mundo
Los días de la Ciudad del Vaticano y Roma están llegando a su fin. El año 6.000 desde la creación es el próximo año en 2026, y la destrucción de la Ciudad del Vaticano ocurre alrededor de 6 meses antes del regreso de Yeshua en el año 6.000. Roma es una ciudad maldita, y recibirá doble castigo de Dios, primero de las naciones, luego de Dios. La tierra de Roma será dividida en tres, por el terremoto que caerá sobre el mundo en la 7ma plaga del Apocalipsis. Pero antes de que sea dividida en tres, el año que viene, en la primavera, la Ciudad del Vaticano será destruida, por los recién formados Estados Unidos de Europa y sus 10 estados nacionales. La expondrán. La saquearán. Luego la destruirán solo 15 días después de que se unifiquen como una nueva república. Esto causará que todas los dineros fiduciarios del mundo entren en un estado de hiperinflación. Incluso el dólar estadounidense entrará en un estado de hiperinflación. Los precios se duplicarán en todo el mundo cada pocas horas y días. Los mercados de valores colapsarán. Habrá corridas bancarias. Los bancos cerrarán. La gente perderá sus trabajos. La gente no podrá acceder a su dinero. El dinero alcanzará denominaciones de millones y billones y trillones. Los billetes viejos sin valor de dinero de papel serán arrojados a las calles como basura. Habrá disturbios, huelgas, protestas y caos. Surgirá la anarquía. Los gobiernos perderán el control sobre las ciudades. Los mercados quedarán vacíos. Habrá escasez de productos, alimentos y medicinas. Habrá hambruna mundial. Por eso les he aconsejado a todos que se aprovisionen de comida, agua y necesidades, y que no dependan del dinero, porque se va a desplomar. Pero muchos de ustedes que han oído mi mensaje se han negado a prepararse por incredulidad, e incluso me han ridiculizado. Sin embargo, cuando finalmente sucedan estos acontecimientos, todos quedarán en shock al ver que lo que he dicho era realmente cierto, y se lamentarán de no haberme creído, o algunos incluso se pondrán furiosos que yo tenía la razón. Recibirán lo que se merecen por su incredulidad y desobediencia.
